martes, 1 de enero de 2008

Una fiesta en el desierto

Viene una nube al desierto y es una fiesta, llueve
Viene un pequeño ruiseñor al desierto y es una fiesta, canta
Viene una ola de viento y de arena al desierto y es una fiesta, llegan las semillas
Todo lo que viene al desierto y es nacido en él viene acompañado de su respectiva sombra, es decir, todo lo que viene, esta y un día se irá.
La nube, el ruiseñor, la ola de viento y de arena me recuerda lo valioso que es cada instante,
Cada respiración, cada latido, cada pestañear. Pudieran ser los últimos de este día y de esta vida en el desierto. A esto llamo la palpitante y preciosa existencia.

Tiempo soleado/Tiempo nublado

Así se llamó un escrito del buen Octavio Paz dedicado al mundo viejo y nuevo, a las democracias y a las que no la son tanto. El tiempo nublado puede referirse al tiempo atmosférico y sus cambiantes condiciones o puede ser una descripción metafórica del mundo interno de los seres humanos. La mente, los sentimientos, y pensamientos, las pasiones y la imaginación, la motivación y la creatividad están sujetos a pasar por tiempo nublado. El tiempo nublado no es mejor ni peor en si mismo que el tiempo soleado o el tiempo frio. Es un estado pasajero de nuestro entorno vivo. Los humanos solemos asociar, culturalmente, el tiempo nublado con melancolía, trizteza, depresión, soledad, abandono etc. Sin embargo cuando observamos el tempo nublado, con detalle, está compuesto por ingredientes volátiles y cambiantes. No tener todo esto presente nos ha llevado, a los seres humanos, a identificarnos con el tiempo nublado hasta vernos envueltos en su espesa bruma de un desaliento que parece no tener orilla.

Rozar

La mirada habla, el oído percibe, el olfato huele, la piel trasmite la vibración de la vida y es el más concreto de los sentidos, el más sentido y tal vez el más real. Por el tacto estamos en contacto y nos sentimos vivos. Un leve, casi imperceptible rozar de la piel puede cambiar la historia de las vidas humanas en la dimensión y en la frecuencia vibratoria del amor. He aquí un inolvidable, un inevitable fragmento:

Mientras ellos hablaban todo el tiempo de la nueva moral
Ella me exploraba con sus ojos
y cuando me levanté para marcharme
sus dedos fueron como el tejido
de una servilleta japonesa de papel.

Palabra gastada

Hablar es privilegio humano,
escribir es privilegio humano,
la palabra es privilegio humano
Pero hemos usado y abusado de ella,
tanto, que la palabra, a veces,
ha perdido su canto y su encanto
se ha vaciado su su magia
cuando esto sucede surge el silencio,
cuando esto sucede surge
el mensaje sin palabra
el mensaje sin voz
la mímica pura
Hoy recuerdo a Marcel Marceau
quien con su silencio
fue más allá de la hueca y estéril
verborrea de los políticos que desembocó
en la pesadilla de Auschwitz,Hiroshima y Chernobil
Su silencio llenó al mundo de esperanza
para que aprendamos a valorar a la
palabra gastada.

Demos las gracias

Cuando un año viejo se desprende, fácilmente, como hoja seca de la rama que el viento llevará y el año nuevo se asoma como brote tierno de vida renovada, recuerdo la esperanzadora gratitud de Siddartha Gautama cuando dijo:
Demos las gracias, porque si hoy no aprendimos mucho, al menos aprendimos un poco, y si no aprendimos un poco al menos no enfermamos, y si no enfermamos al menos no morimos; por tanto, demos las gracias.