viernes, 29 de mayo de 2015

Lllamado o no llamado...


C.G.Jung Küsnacht Haus
El mundo oscila entre las muchedumbres que se regocijan en la abundancia, la sensación de seguridad, confort, el disfrute de una vida placentera “de clase mundial” como se subraya hoy para denotar exclusividad. Las otras muchedumbres infinitamente más numerosas rodean al planeta producto de la fuerza centrífuga que los expele a la orilla de la vida y del camino.Migraciones,del sur al norte, viajes de zozobra en barcazas, cruces en el desierto ardiente, marchas de la hambruna, marchas del exilio en Africa, Asia, América Latina. Marchas y desfiles 'glamorosos' documentados por pulcras lentes fotográficas  en un caso y lentes nubladas por la polvareda en la mayor parte de los casos.  En medio de estos mundos está el Dios que es invocado en las necesidades y calamidades y el Dios olvidado y no necesitado por quienes tienen el Dios a su medida llamado Dinero o llamado Ciencia. Sabedor de esto, Erasmo de Rotterdam escribió sobre estos vaivenes de la vida humana y un día Carl Gustav Jung  , inspirado por Erasmo, tomó una pieza de cantera  -que instaló en el pórtico de su casa en Küsnacht, Suiza -y pidió a un maestro cantero que grabara el texto en latín que dice: Vocatus atque non vocatus Deus aderit  - “Se le llame o no se le llame Dios está presente”- Notable recordatorio de lo incondicional del amor. Es un eco de esa historia del hijo que se va de la casa y un día  -mucho tiempo después-  decide volver  y descubre que su padre nunca dejó de esperarlo.

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