domingo, 31 de enero de 2016

Benditos los memoriosos y benditos los desmemoriados





La vida breve y fugaz ha sido pensada,sentida,descrita,cantada.
Junto a a la brevedad está nuestra habilidad para el olvido.
En la niñez y juventud no se perdona decir en el aula: no me acuerdo, lo olvidé pues ipsofacto pronunciamos una sentencia de muerte: no estudié.
Pasan los años y si digo “no me acuerdo”  “lo he olvidado” a nadie  o a casi nadie le importa y lo toman como lo más natural  -ya esta viejo, ya está vieja…
La vida es olvido y el olvido se parece al periódico: voy al kiosko, relucen los diarios  de la mañana, palidecen al medio día y se marchitan por la noche, al día siguiente envolvemos pescado en ellos y para el tercer día no recuerdo una linea  que valiera la pena. Los periódicos ,como la vida breve,  gracias al olvido dejan paso al momento presente, al instante que es el vivir.
Me parece que hay equipos en este mundo:los memoriosos y los desmemoriados. Los primeros…ya sabemos, se acuerdan del librero, de los libros, de su orden, de sus colores y en qué capítulo, página y línea está el versdículo que dice: ¡no me olvides!  Yo vivo en el segundo equipo donde  guardo una puesta de sol, el temblor de una hoja, la mirada de mi perro,la textura de la palma tibia, el aroma del café,del cedro y el naranjo,esa mirada y esa sonrisa.
Olvidar es tan sano como aprender y memorizar en otro tiempo. Olvidar es dejar paso a este instante en que puedo hilvanar estas palabras que se cuentan como “bits”  o ínfimo latido, suspiro, susurro, anhélito del alma.

 Eduardo NaranjoRecuerdo sobre la pared, 1974



sábado, 30 de enero de 2016

Niños y adultos





Dime una diferencia importante entre un niño y un adulto  -le preguntaron a un adulto y a una niña. La niña se quedó pensando y dijo: cuando lloro  ¡lloro con ganas! y me sale del alma.  Me quedo limpia, ya no guardo nada. El adulto se quedó pensando  y dijo: cuando siento que voy a llorar  se mete la intrusa de mi cabeza  y como un sol abrasador seca mis lágrimas cuando a penas se asoman a la ventana de mis ojos.  He ahí la diferencia, unos sienten y los otros piensan lo que sienten y lo sentido se evapora  como el agua en el desierto.

viernes, 29 de enero de 2016

Lácrima




Una mañana de mayo mi maestro de literatura nos preguntó en el colegio ¿cómo se llama el líquido compuesto por cloruro de sodio, agua, proteínas y glucosa? Me restregué los ojos pensando en que estaba en la clase de química, pero no. Resonó la pregunta y la respuesta  fue el silencio. Ese compuesto se llama: lágrima. Sirve para refrescar, humedecer y nutrir a los ojos y si lloras mucho te sientes bien y desahogado , acompañado o hermanado. Llorar es sanísimo. ¿Y cuándo lloramos?  Cuando veo el sol después de días ,cuando me sorprende el arcoíris, cuando llora conmigo alguien querido, cuando veo llorar a un niño o a un viejito o cuando aparecen -de la noche al día- los brotes primaverales del pequeño naranjo en mi patio. Pero si no aprendí a llorar, si no hubo quien me enseñara a llorar sin vergüenza entonces practicaré todos los verbos con las lágrimas: me las tragaré, las esconderé, las negaré, me avergonzaré, me sentiré débil. La última: aprendimos a reírnos sin vergüenza y aprendimos a enterrar a nuestras lágrimas antes de que nazcan , lo que nos hace “abortadores” fervorosos.  


jueves, 28 de enero de 2016

Sobre la lengua







Ay hija,  ¡conecta la lengua con el cerebro!
Por fin,  mi lengua dijo lo que mi corazón callaba
Mamá ¿por qué decimos lengua materna y no lengua paterna?
Lo dije todo,  ¡me salió desde el estómago!
Lengua de trapo
Lengua tartamuda
Lengua viperina
Pero entre todas las lenguas ,desde las calladas a las conversadoras,
desde las enojonas y las aceradas
está la lengua que habla lo necesario
está la lengua, la deliciosa lengua de
largas, agradables sobremesas…
en una soñolienta tarde de verano
en una abrigada noche invernal.