Cartas del Desierto
Guillermo Pareja Herrera
Brisa me trae, brisa me lleva
Brisa, el extremo opuesto del vendaval.
Brisa, airecillo navegante que cruza el desierto tempranero en viaje de ida y por la noche en viaje de vuelta.
Brisa, vientecillo suave que nos toca y se lleva la pesadumbre que el andar y el tropezar nos dejan.
Brisa del desierto discreta, brisa urbana serpenteante, ululante que se cuela entre viejas ventanas y zaguanes y envuelve a los árboles para besarlos en el oído.
Brisa, sopla y mece el desierto y a una plazoleta recoleta, escondida, umbría, en Buenos Aires donde mi buen Jorge Luis Borges escribió:
La brisa trae corazonadas de campo,
dulzura de las quintas,
memorias de los álamos…
-Inspirado en J.L.Borges. Fervor de Buenos Aires / Caminata
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