domingo, 18 de febrero de 2007

Cartas del Desierto

Guillermo Pareja Herrera

Un pequeño lugar


Dicen que Rubem Fonseca, notable escritor brasilero dedica 4 horas diarias a leer, 4 horas diarias a escribir y 4 horas diarias a caminar. No sé si sean 4 horas diarias, no sé si se den excepciones en esas actividades, no sé si siempre camine o trote. No sé. Lo que sí se es que quien escribe ama leer y quien lee con pasión tarde que temprano algo escribe y también sé que quienes escribimos gustamos del aire, a ratos aire mezclado con aroma humano, café y tabaco y otras el aire puro, silvestre y gratuito que nos da el caminar sin rumbo por ciudades, pueblos, amplias avenidas , caminos rurales en el desierto, o en la montaña. Pues es imperioso permitir que broten las palabras al compás de la respiración y que la respiración sea el vehículo de la inspiración. Cada cual tienen sus preferencias y necesidades. Por mi parte, los breves tiempos para escribir que dispongo, me causan un gusto, como el de quien encuentra un pequeño lugar para estacionar su vehículo en cualquier ciudad de este siglo que venera a los carros y se olvida de los peatones, en esas horas bochornosas llamadas pico.

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