domingo, 11 de marzo de 2007


Cartas del Desierto

Guillermo Pareja Herrera

La amistad y sus huellas

Resulta que inadvertidamente me procuro sorpresas simples y simpáticas. Por ejemplo, pasado el último verano llegó el invierno. Tomé en el primer día frío mi grueso saco de monte y me encontré con algunos billetes envueltos con una nota de la gasolinera.

En otra ocasión después de una de las tantas mudanzas de casa necesité un libro de Alberti y he aquí que me encontré con un sobre dirigido a mi persona con una tarjeta de agradecimiento y un dinero que me llevó a recordar un examen profesional en el que fui examinador. Fue hace tantos años que los billetes ya no tenían valor por el cambio de moneda que se dio por entonces. Pero la más agradable sorpresa fue una carta que he recibido, agradeciendo un mensaje mío, que yo envié a una amiga con motivo de una celebración que decía así:

estar presente, es la amistad
dar, recibir, dar, recibir, dar...
gratuita como
si caen copos invernales
si el arcoirirs sale
si la flor se abre
y

pasamos por ahí...

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