martes, 1 de enero de 2008

Rozar

La mirada habla, el oído percibe, el olfato huele, la piel trasmite la vibración de la vida y es el más concreto de los sentidos, el más sentido y tal vez el más real. Por el tacto estamos en contacto y nos sentimos vivos. Un leve, casi imperceptible rozar de la piel puede cambiar la historia de las vidas humanas en la dimensión y en la frecuencia vibratoria del amor. He aquí un inolvidable, un inevitable fragmento:

Mientras ellos hablaban todo el tiempo de la nueva moral
Ella me exploraba con sus ojos
y cuando me levanté para marcharme
sus dedos fueron como el tejido
de una servilleta japonesa de papel.

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