viernes, 15 de mayo de 2009

En el otoño austral


El mes de marzo lo tengo asociado desde niño, por haber nacido en la región austral del mundo, con la aventura de la conquista del Polo Sur –el desierto blanco de nuestro mundo. En mi mente infantil se erigieron como gigantes, como titanes, las figuras de Roald Amundsen, noruego y su equipo y la de R.Scott, inglés con sus expedicionarios. Los primeros llegaron un mes antes –en el otoño austral- y dejaron provisiones y un trineo para Scott y sus compañeros. Supe entonces del trágico fin de toda la expedición de R.Scott pero eso no les quitó generosidad y talla humana. Su sacrificio los engrandeció. Desde entonces han quedado grabadas en mi alma las últimas palabras escritas por Scott que son una súplica: Viernes 29 de marzo. Afuera, delante de la puerta de la tienda, todo el paisaje es una terrible ventisca. Resistiremos hasta el final; la muerte ya no puede estar lejos: es una lástima, pero no creo poder seguir escribiendo. R. Scott. Por el amor de Dios, cuidad de nuestras familias. Y añadió con estremecedora conciencia de su tránsito inminente: envíen este diario a mi viuda.

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