lunes, 16 de noviembre de 2009

Dominadores


He sentido desconfianza por muchas expresiones que escuché desde niño y una de ellas es el lenguaje grosero y bélico que aplicamos al referirnos a la naturaleza, a la tierra, a los fenómenos naturales como el huracán, el tifón, el granizo, las grandes olas el calor y el frio. Recuerdo que me asustaban expresiones como dominar a la naturaleza, vencerla, conquistarla. El tiempo pasó y hoy me río del gran extravío en el que vivimos los humanos civilizados. El problema si alguno hay no está en la naturaleza que es perfecta porque ella es así. Me llena de luz encontrarme con un texto que expresa formidablemente lo que siempre intuí: Cuando hablamos de arreglar los problemas del mundo, estamos descortezando el árbol que no debemos. El mundo es perfecto. Es un caos. Siempre ha sido un caos. No lo cambiaremos. Nuestro trabajo es enderezar nuestras vidas. Hemos de enderezar nuestra codicia, nuestra voracidad nuestra inmensa capacidad depredadora sin dar nada a cambio y tomarlo todo para nosotros y entre nosotros para algunos poquísimos, dejando a  los demás lejos, muy lejos de los beneficios.


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