miércoles, 11 de noviembre de 2009

Un tejido, un jardín


Crecí entre tres culturas. Tengo el sello del desierto en el alma, el sello de la cordillera con sus mil montañas. El sello verde de la Amazonía. Los hombres y mujeres de ese mundo son amantes de los jardines, de las plantas. Una tarde durante una soñolienta clase de historia que rondaba sobre la cultura Chimú nos mostró una lámina en la que estaba grabado un jardín, sí pero un jardín tejido multicolor bajo la forma de un poncho. Mi querido profesor y la lámina quedaron atrás pues en un instante emprendí el vuelo de la imaginación a esos desiertos y comprendí cómo los hombres no necesitaban  tener un jardín pues el jardín lo llevaban tejido en su poncho que es la prenda que arropa el alma. Si hay ser humano que valore qué es un jardín, es el hombre del desierto.

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