viernes, 9 de septiembre de 2011

Dejando huella


La lista de seres útiles para la gente del desierto no es extremadamente extensa y se caracteriza porque cubre las diversas dimensiones del ser humano. Las comidas son sencillas, austeras, igual se dice de la ropa, de la casa y del habla. En el campo el caballo es tan preciado como el auto para los seres de ciudad. La guitarra y el lazo son familiares. En el otoño se saca el hacha y se limpia. Se corta leña para llegar a tiempo al invierno. Los árboles del desierto son escasos y suelen ser ricos en resinas y dejan huella en el ambiente. Creo que cada ser humano tiene un aroma particular inscrito en su manera de ser y deja una huella única e irrepetible a su paso por este mundo. Quizá por eso me es familiar el eco  confuciano que nos recuerda que podemos  Ser como el sándalo que perfuma el hacha que lo corta.

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