miércoles, 7 de septiembre de 2011

Piedras,estrellas y olas

Privilegio y responsabilidad tenemos los seres humanos para navegar en estos mares y llevar nuestras vidas por buen rumbo y alcanzar el puerto previsto. En esa navegación, ayer como hoy, se alzan los dioses menores que quieren aprovechar de nuestras vidas, de nuestras naves y de lo que afanosamente llevamos. Desde la Grecia clásica hubo dioses ávidos de gobernarnos y bien recuerdo ahora al famoso Orestes quien gritó: Ese Júpiter, es el rey de las piedras y de las estrellas, el rey de las olas del mar: Pero no el rey de los hombres porque los hombres somos libres. Si Júpiter fuera tan poderoso debiera habernos creado no libres para gobernarnos a su antojo. Orestes  se plantó ante Júpiter –como tenemos que hacer cada ser humano- y le dijo: No tengo más ley que la que me dicta mi consciencia. No puedo sino seguir mi camino. Soy un hombre y cada uno de nosotros debe inventar cada día su propio camino. Desde ese día en medio del mar el barco de Júpiter y el barco de Orestes, como el de cada humano, se deslizan el uno junto al otro sin tocarse. Estamos ante el crepúsculo de los dioses  y ante el despertar responsable de cada libertad humana.


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