domingo, 27 de noviembre de 2011

Tus cartas

¿Cómo son tus cartas? Fue la pregunta puesta sobre la mesa por parte de nuestro profesor de literatura. Cada cual intentó describir su modo de escribir. Recuerdo un rasgo de todas esas respuestas. El modo de escribir se relacionaba con estados de ánimo y con estados fisiológicos. Hubo cartas perezosas, desaliñadas, a borbotones, telegráficas, tempestuosas, diarreicas, estreñidas, a empujones, hebdomadarias,  desesperadas, apasionadas, tímidas, dubitativas, exigentes , retadoras, amorosas, reflexivas, suspendidas en el aire, insomnes. Esas cartas se han reducido, hoy,  a breves pestañeos, escasas pulsaciones de correo electrónico y  a mensajes casi encriptados en las llamadas redes sociales proclives a los 140 caracteres, a lo telegráfico, a lo monosilábico, al ahorro de palabras o de energía –eléctrica y psíquica, no lo sé-  Las cartas sobre el papel, con chorrear de tinta o con ahorro de la misma, eso ya es historia. Pese a ello y a las cambiantes formas, permanece  el sello personal en la forma de abrir la mente, el alma, la boca y extender los dedos sobre el teclado sea mecánico o virtual por aquello de que los teclados de hoy son de simple, fugaz contacto sobre una superficie electrónica…En fin, mientras exista ese alguien con quien encontrarse y algo que compartir existirá algo así como una carta o al menos expresión y comunicación. Las formas cambian, las experiencias y sentimientos  fluyen.







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