Mientras unos se ahogan otros resienten el fuego de la sequia. Nuestro mundo se debate entre los extremos. Rara es en la naturaleza la admirable cara de los climas apacibles y abrigados o al decir de pocos, un clima de eterna primavera. Hay una conciencia planetaria de que vivir en nuestro mundo es un tránsito inhóspito -no sólo por las condiciones naturales extremas sino por la actividad in-humana sobre la piel de nuestra tierra . ¿Cuanta es nuestra responsabilidad en esta situación? es pregunta incómoda.
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