En mi escuela descubrí el universo de la
mirada y esas largas horas vividas en
las aulas fueron el escenario de tal descubrimiento. La enseñanza y el
aprendizaje de los tiempos que me tocó vivir no se caracterizó por ser muy
ruidosa sino, más bien, reflexiva. Imaginemos tres escenas para la mirada: 1ª.
Buscar, mirando al techo, la súbita inspiración que me permitiera recordar lo
olvidado y puesto en blanco -durante uno
de esos cientos de exámenes que tuve que afrontar. 2ª. Seguir mirando, pero
ahora, hacia el suelo pues en el
cielo no estuvo la respuesta, mientras la ansiedad de los minutos transcurridos
,en blanco, se extendía como un manto pesado. 3ª. Si la respuesta no venía ni
del cielo ni del suelo, la mirada se desplazaba a izquierda y derecha en busca
de la información salvadora. Llegado
a este momento, dependía de la generación del compañero que se hiciera un par
de grados a su izquierda o a su derecha y surgía ,de pronto la palabra, la
cifra, la fecha ,la solución salvadora. Por eso, lo que más recuerdo de esos
años ,no es el cielo ni el suelo, sino a mis queridos compañeros con quienes el
intercambio de miradas nos llevaba a
tejer una red salvadora de nuestra común ignorancia.
Es una antología de las Cartas del Desierto que trasmito en Radio Universidad 105.3 FM y 1310AM, Chihuahua. Mexico. Una mirada sobre el mundo, la vida y la historia Social desde el desierto Chihuahuense en el Norte de México. Escribo y comparto mis sentires mientras vamos de camino: Si estas Cartas te ayudan y las reproduces, cita al autor y a la fuente. ¡Gracias por escribir tus comentarios¡ -La vida abre la puerta,nosotros hacemos el camino-
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