martes, 29 de mayo de 2012

Un punto diminuto





el ojo, un punto,  y abarca leguas...
Fui testigo de una entusiasta,apasionada,intensa discusión entre dos grupos de estudiantes secundarios sobre los derechos de los niños. La conversación derivó a la debatida cuestión de cuándo se puede hablar de una persona ,como tal, cuando está en gestación. Argumentos se esgrimieron a favor y en contra. En el aula estaban ,entre varios adultos, dos personas mayores, una de ellos un viejo profesor y la otra el abuelo de uno de los muchachos. En un momento el abuelo pidió la palabra y se la concedieron. En un tono de voz apenas audible dijo:  Queridos muchachos a ustedes aún les faltarán unos 7 u 8 años para salir a la calle a ganarse el pan, y aunque aún no son productivos económicamente sino dependientes, no dejan de ser personas, no dejan de ser considerados y respetados. Y concluyó: Para mí es lo mismo con una semilla que contienen al futuro gran árbol o a la fusión de óvulo y espermatozoide que constituye el origen y raíz de la persona que somos todos los que estamos aquí. Me sorprendió la lucidez de ese hombre y la manera tan afable de presentar su razonamiento. Sin duda ese abuelo, pensé yo, leyó de joven al inolvidable Alejandro Dumas quien dijo: Todo cabe en lo breve. Pequeño es el niño y encierra al hombre; estrecho es el cerebro y cobija el pensamiento; no es el ojo más que un punto y abarca leguas.

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