jueves, 5 de julio de 2012

Un mejor caballo






H Ford y su Modelo T
De los padres a los hijos, de los maestros a los alumnos, de los gobernantes al pueblo se da una relación que está llamada a ser de conviviencia,de mutuo apoyo y servicio. Esa es la teoría. La práctica es otra. Los padres no suelen pedir opinión a su hijos, ni los maestros se detienen a considerar el parecer de sus estudiantes y los servidores públicos o gobernantes no preguntan ni conocen las verdaderas carencias y necesidades de la gente que los ha elegido. Más aún, la práctica común es la imposición vertical de las decisiones, planes y programas sobre niños jóvenes y adultos y se pierde una gran oportunidad de crecer juntos, para contribuir a la creatividad comunitaria. Es cierto, por otro lado, que nuestra imaginación está paralizada, estancada y casi fosilizada. De ahí, la necesidad de los innovadores que van más allá de las creencias generalizadas. Tengo en aprecio la célebre expresión de Henry Ford cuando dijo:  Si hubiera preguntado a mis clientes qué necesitaban, habrían dicho un caballo mejor, y hoy tenemos como transporte -sin casi admiración  ni asombro-  el automóvil imaginado y aterrizado  por Ford.






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