domingo, 2 de diciembre de 2012

Cruzar el mar






En este desierto nuestro como en otras latitudes de nuestro planeta la gente que de veras ama suele estar dispuesta y preparada para largas jornadas y grandes esfuerzos. Aún se pueden escuchar historias de mineros que echaban de 3 a 8 jornadas a caballo  para visitar a sus seres amados. Hoy nuestros vuelos aéreos son de pocas horas ,escasas horas, que cubren distancias impensables hace sesenta años. Detrás de los viajes suele palpitar una o varias grandes emociones de quienes anhelan el reencuentro y más cuando ha transcurrido un gran tiempo. Al final puede que nuestra expectativa se cumpla plenamente o por lo contrario, llegamos a coincidir con  el dicho anónimo:  Hay personas por las que vale la pena cruzar un océano... Hay otras por las que no vale la pena mojarse un dedo[1].









[1] Inspirado por un amigo tuitero,Solorrisas

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