Por estas tierras de nuestro desierto la
mano del hombre compite con el viento. El camino que se hace a pulso, el viento
se empeña en borrarlo. Son dos empeños porfiados .Y así sucede con el amor y el
desamor. Me decía un buen viejo ranchero que su problema era no recordar cuál
era la medecina [1] -Le había dicho el viejo médico rural que
para esa pena del amor que no fue, lo mejor era… olvidar- Pero en esas noches claras y estrelladas
cuanto más quería que el recuerdo de su su viejo amor pasara como nube…no se acordaba
de cuál era la medecina.
(1) Medicina
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