Llego a una ciudad hermosa sólo conocida desde niño por los libros, en el mapa, en la historia de las historias (1). Las piernas me llevan rumbo a un gran parque público y como suele suceder las sorpresas me esperan. Una. Fue una antigua cárcel para mujeres pero atendida por religiosas (2). Cuando el estado vio que esa fue su responsabilidad el edificio se convirtió en centro cultural y las religiosas trabajan en otro lugar en tareas humanitarias. La antigua capilla clásica griega es un centro cultural. Se me dio una explicación no pedida pero agradecida y además se me invitó a un concierto público nocturno gratuito y dominical con música de cámara. Clavecín,Viola da Gamba y Violín para traernos del pasado al mismísimo Telemann y Corelli. Mi apluaso sentido en el alma fue mi gracias para esos músicos desconocidos, en una ciudad en la que llevo 24 horas y que me permite volver a sentir y comprender que las grandes pequeñas experiencias de la vida son gratuitas, humanísimas, inesperadas, sorpresivas. Los músicos agradecieron que siendo una noche tan fría fuéramos a escucharlos y recibir tantos aplausos de oyentes anónimos pero agradecidísimos. Feliz intercambio. Así es la vida también. ¿Qué me espera mañana? No dudo que, otras sorpresas me aguardarán.
(1) Córdoba, Argentina. (2) Paseo de Buen Pastor de Angers
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