viernes, 6 de septiembre de 2013

Domingo porteño

Domingo mañanero, porteño (1), es decir, húmedo, fresco. Una esquina, un café. La buena compañía de los seres vivos, ellas se acompañan. La buena compañía de las cosas: el jarrito cortado o espresso lungo, La Nación, el vasito con agua gasificada y la masita de cortesía. Pasan los minutos, horas, como el viento, como las hojas y La Nación se deshoja y se amontona en la silla mientras desfilan sus secciones:cómo va la ciudad, lo rural, el mundo con sus guerras, el teatro y las reseñas de libros, una receta para el medio día y el infaltable pronóstico del clima real y su sensación térmica. Esta es la grata compañía vista desde mi ventana. Una visión callada de lo que otros llaman calidad de vida, el bien estar y el bien ser. Que las ciudades sean como quieran pero que no olviden  esos espacios y esos tiempos para que cualquier  de nosotros pueda vivir estas inefables compañías mientras la sombra del árbol nos cobija y la ciudad despierta.


(1) Buenos Aires

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