Domingo mañanero, porteño (1), es decir, húmedo, fresco. Una esquina, un café. La buena compañía de los seres vivos, ellas se acompañan. La buena compañía de las cosas: el jarrito cortado o espresso lungo, La Nación, el vasito con agua gasificada y la masita de cortesía. Pasan los minutos, horas, como el viento, como las hojas y La Nación se deshoja y se amontona en la silla mientras desfilan sus secciones:cómo va la ciudad, lo rural, el mundo con sus guerras, el teatro y las reseñas de libros, una receta para el medio día y el infaltable pronóstico del clima real y su sensación térmica. Esta es la grata compañía vista desde mi ventana. Una visión callada de lo que otros llaman calidad de vida, el bien estar y el bien ser. Que las ciudades sean como quieran pero que no olviden esos espacios y esos tiempos para que cualquier de nosotros pueda vivir estas inefables compañías mientras la sombra del árbol nos cobija y la ciudad despierta.
(1) Buenos Aires
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