martes, 12 de noviembre de 2013

Callar




Gran privilegio de los seres humanos tener el gratuito don de la palabra a su disposición. Decir la palabra es decir todo un mundo como charlas, conversar,  escuchar y callar, compartir, discutir, argumentar, insultar, maldecir, consolar, todo a través de la palabra. Palabra que, por cierto, es como la flecha cargada en el arco del soldado que una vez tensa y dirigida al objetivo sale disparada para no volver. Pues bien ,el don de la palabra  ha dado frutos maravillosos a lo largo de la vida humana en este planeta pero también es un arma letal en manos de quien no se asombra y respeta este don  que nos distingue de los demás seres vivos. El arte de la palabra se aprende de nuestros predecesores y es nuestra responsabilidad convertirnos en sabios usufructuarios de este don y así nos lo recuerda el viejo y sabio Diógenes: Callando es como se prende a oír; oyendo es como se aprende a hablar; y luego, hablando se aprende a callar [1]




[1] Diógenes de Sinope


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