domingo, 17 de agosto de 2014

Un arbolillo



Hay vidas nacidas en abundancia, criadas en abundancia y vividas en abundancia de las cosas de este mundo. Por lo contrario hay otras vidas que por las circunstancias del ambiente o por elección personal me causan asombro para comprender cómo se sostienen. Así le sucedió a Anna la esposa de Dostoievski quien no se explicaba cómo su hombre necesitaba tan poco para vivir y escribir. Esos hombres y mujeres  son como arbolillos silvestres de los que mi querida Wislawa Szymborska dijo: Al igual que un arbolillo en una ladera rocosa, uno nunca sabe cómo crecerá, qué es lo que lo sostiene, de dónde saca su sustento o qué milagro es el que hace que broten esas verdes hojas. Pero ahí está su verdor; es evidente que ha hallado en ese lugar lo necesario para vivir”. Que vivamos con poco y lo poco que tengamos lo necesitemos poco parece ser la propuesta de esta mujer quien vivió en su Cracovia los horrores del siglo XX.



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