Cuantas veces sucede que los hombres y mujeres sabios han desarmado una guerra, una vulgar pelea diciendo: no me acuerdo, lo olvidé. Un hecho y un derecho humano es olvidar sabiamente. Ni ser memorioso ni ser olvidadizo es algo que se puede imponer. Mi querido Borges lo supo y entre olvido y ceguera no cargó ni con ofensas ni menosprecios. Nos ha dejado unas líneas para considerar:"Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón"
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