Cuando los seres humanos estamos bajo la influencia de estados emocionales -que por definición son intensos,nos mueven, nos conmueven- podemos sentir que no somos nosotros, sino algo más. Sea bajo la fuerza del enojo, el odio o el amor arrebatado, sentiremos que no estamos plenamente en nosotros sino que hay un territorio emocional que no controlamos del todo, que desconocemos en buena parte y eso nos tiene suspendidos en el aire. El buen J. J Rousseau supo de estos movimientos internos y anotó con suma claridad: Las cartas de amor se escriben empezando sin saber lo que se va a decir, y se terminan sin saber lo que se ha dicho .
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