De tarde en tarde hacemos un inventario de nuestra vida. ¿Qué
recordamos? El inventario solemos hacerlos al inicio de un año o al final del
mismo, durante un viaje o una enfermedad o en un día común y corriente tomando
una taza de café, mirando por la ventana. Nuestra memoria del corazón es selectiva y se queda con los paisajes
divisados desde las altas cumbres a las
que llegamos esforzadamente. Debido a esta característica R Walser anotó en su
libreta: Un hombre no se siente orgulloso de las alegrías y
del placer. En el fondo lo único que da orgullo y alegría al espíritu son los
esfuerzos superados con bravura y los sufrimientos soportados con paciencia. Queda pendiente responder a una pregunta:
¿Cómo nos ejercitamos en cultivar la bravura y la paciencia?
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