Somos seres en movimiento, en cambio y transformación pero suele ocurrir que podemos pasar por tiempos de sedentarismo, pereza y hasta una parálisis creativa y emocional. En medio de esa situación también padece nuestra relación con lo nuevo, con la sensibilidad. Sabedor de estos estados del alma humana Kafka anotó en su natal Praga a la orilla del Moldau: Un libro debe ser el hacha que rompa el mar helado que hay dentro de nosotros. A no dudar, el hacha tiene diversas utilidades y la asociamos con talar y trozar árboles,pero también puede quebrar la capa gélida que nos aisla del cálido mundo del sentimiento, la imaginación, el amor.
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