domingo, 4 de octubre de 2015

La benevolencia en nuestro desierto



Cacti flower. Chihuahuan Desert
Nadie puede arrogarse en este desierto ni el saber todo, ni el  poderlo todo ni el nunca cometer un error. He conocido mucha gente en estos caminos y como es de imaginar hay de todo, pero el camino, la polvareda y el gran silencio enseña a escuchar antes de hablar. Son muchas horas en silencio dedicadas a la labor, a trasladarse entre pueblos, rancherías. El silencio acompaña. Ese marco de la vida ayuda para entender y que germine en no pocos esa rara flor de la 'benevolencia'. La persona benevolente se identifica por el hecho de que es capaz de ponerse en el lugar de otro para entender por qué es de una manera, por qué actúa de determinado modo o por qué tiene unas ideas y no otras. He conocido a hombres y mujeres benevolentes en este desierto y uno de ellos me dijo un día sentenciosamente:  'Mire amigo, si Dios no perdonase, su paraíso estaría vacío'

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