Los tiempos difíciles en nuestra vida se comparan con el tránsito en un túnel y se abriga la esperanza diciendo que por más largo y oscuro que sea veremos la luz al final y por ello no hay que darse por vencido ,no detenerse más que lo indispensable y ser perseverante. En nuestro desierto sucede algo similar pues nuestros ancestros nos han legado esta afirmación: Por más grande que sea un desierto siempre esconde un oasis que calmará nuestro cansancio. Las rutas trazadas han sido cuidadosas en registrar esos pedazos de cielo en la tierra cuando se encuentra un pequeño manantial, una sombra. No necesitamos esperar hasta el final de la vida para comprender que será el cielo pues quien ha llegado a un oasis puede comprender la plenitud de los trabajos de la vida ,el descanso íntimo y reparador,la comunión agradecida con nuestro universo y con todos los peregrinos de la vida que pasaron antes que nosotros e hicieron camino para nosotros. ¿Que haremos para quienes vienen detrás de nosotros?
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