'La vida e increíbles aventuras de Robinson Crusoe, de York, marinero, quien vivió veintiocho años completamente solo en una isla deshabitada en las costas de América, cerca de la desembocadura del gran río Orinoco; habiendo sido arrastrado a la orilla tras un naufragio, en el cual todos los hombres murieron menos él. Con una explicación de cómo al final fue insólitamente liberado por piratas. Escrito por él mismo'
Esta obra cumbre de la novela inglesa de aventuras de todos los tiempos me da a pensar que ninguno de nosotros aún en el caso de un naufragio en solitario en una isla inhabitada por humanos podrá olvidar que lleva un nombre dado por sus padres, que habla una lengua -aún en sus monólogos más íntimos- que aprendió de sus padres y pulió en su vida social anterior, que tiene una fecha de cumpleaños que le recuerda el día en que llegó al mundo y que al recordarlo lleva cuenta de lo vivido y está expectante de lo que aún le quede por vivir abrigando la esperanza de ser rescatado de esa isla o al menos con la esperanza de llevar una sobrevivencia inteligente, práctica, a pesar de las condiciones adversas. Además , el náufrago comprueba que no puede llevarse nada a la boca para calmar el hambre y la sed como un coco si primero no lo baja de un árbol y se ingenia para subir y tomarlo. Es decir , nadie consume si antes no produce. Nadie comparte si antes no crea.
En algo me parezco a Robinson y al celebrar mi cumpleaños celebro agradecido la cadena de la vida donde aparecen nuestros padres, maestros, amigos, condiscípulos, alumnos, parientes, vecinos, conciudadanos del mundo sin olvidar a todos los seres vivientes que habitan este mundo como animales y plantas y que sin ellas nuestra vida sería impensable. Sólo puedo 'ser yo' a través del 'tu', a través del 'nosotros'.
Por lo dicho, les estoy muy agradecido por todos sus mensajes que me han llegado como lluvia preciosa en el desierto via este blog, correo, messenger, sms, whatsapp, facebook , twitter, etc -cuando antes sólo disponíamos del modesto correo que nos llevaba el tiempo de escribir a mano, pegar estampillas , ir a la oficina postal depositar nuestro mensaje y dejar volar la imaginación para ese viaje de ida y vuelta que consumía semanas de paciente espera ante oleaje de la isla del mundo.
Gracias, muchas gracias desde este rincón del desierto.
Guillermo,
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