En estos tiempos que corren hablamos y escribimos mucho sobre muros, bardas, paredes, lineas divisorias. Muros, muchos muros, que hasta nombre propio tienen como, el Muro de Trump.
Pero no siempre ha sido así. Hace mas de 500 años un viajero, explorador, incansable caminante y navegante llamado marco Polo, se atrevió a viajar rumbo al oriente y construyó el puente cultural y comercial más grande del mundo bautizado como la Ruta de la Seda. Como el nombre indica, la seda llegó a occidente, envolviendo a las especias que fueron "oro hecho aromas".
Conocimos el clavo de olor, la pimienta, la nuez moscada ,el incienso, la mirra y la canela. La canela que deviene del francés significa caña, por su forma y del griego, que da origen a cinamomum o árbol rojo aromático de donde se extrae la canela en forma de cañitas rebosantes de aroma.
Desde entonces oriente y occidente vivimos el amor de un puente aromático que es el de las especias venidas desde el lejano Ceylan,India,China,Nepal,Butan. La canela,por extensión, está en los postres, galletas, jabones, bebidas calientes, medicamentos caseros, cosmética y en el amor.
¿Quien no recuerda a la Flor de la Canela? Una mujer que se distinguió entre todas las morenas, por su hermoso color de piel allá en la ciudad de Lima virreinal.
Han pasado los siglos, y este puente de las especias sigue hermanando a los pueblos de la tierra, con el hechizo de su color, aroma, textura y sabor como jamás podrá hacer nada semejante un muro que sólo divide y aisla.
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