Sigamos con los regalos, un poco más.
Hay regalos que nos damos a nosotros mismos...
Viktor Frankl afrontaba el tifus, altísima fiebre, el delirio.
Su barraca en el campo de concentración de Türkheim
albergó a otros prisioneros en la misma condición y fallecían
hasta seis cada noche.
Un compañero de cautiverio le regaló un trocito de lápiz y
unas cuantas papeletas tomadas del basurero.
Fue el 26 de Marzo de 1945 ,cumplió 40 años.
A partir de esa noche ,pese a todo, se regaló la tarea de
reconstruir de memoria, cada noche, las lineas principales
de un manuscrito científico que le quitaron en Auschwitz-Birkenau
meses atrás. (*)
Setenta años después observamos que "su" regalo fue "regalo para nosotros".
Los regalos genuinos están vivos, caminan, vuelan, unen, hermanan...
dentro del fluir del espacio y de los tiempos.
(*) Ärztliche Seelsorge / Cura médica del alma
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