Una piedra en el camino, con la que tropezamos una y otra vez en la convivencia entre nosotros, como ciudadanos, es la "desconfianza".
Muchos, mas no todos, los servidores públicos, desde el presidente para abajo. Muchos mas no todos ,los policías; muchos mas no todos, los políticos no gozan de nuestra confianza ,como ciudadanos que los elegimos y les pagamos su sueldo.
No hacen, ni hacen bien lo que estrictamente deben hacer y se comprometieron a cumplir. Su conducta no es correcta, simplemente.
De la noche a la mañana,habiendo llegado con una mano atrás y otra adelante -hablando llanamente- se arropan de un estilo de vida y gasto que no se explica por su salario. Conociendo el pueblo de dónde vienen esos servidores menos se les tiene confianza. Aunque algunos de ellos tengan algunas cualidades positivas éstas quedan oscurecidas por su conducta.
Se olvidan que tienen "un techo de cristal delgado sobre sus cabezas" y por eso vemos el espectáculo sin fin, que está colmando la paciencia de este pueblo.
Las actitudes de los ciudadanos también requiere de autocrítica pues algunos, mas no todos piensan: "si ellos roban yo también". Otros eligen el camino de, "si tu no cuidas de mi y haces justicia yo cuido de lo mío y haremos justicia y se dan las auto defensas, los linchamientos y el síndrome de : "¿Y quién mató al Gobernador? -¡Fuenteovejuna,Señor! -Y ¿quién es Fuenteovejuna? - ¡Todos a una!.
Por tanto, dudo que nuestro problema de convivencia sea tan de blanco o negro, porque todos necesitamos hacer una crítica y una auto crítica sin concesiones.
Sin embargo, más responsabilidad tiene quien, se comprometió a ejercer un cargo público libremente, y nos da un bochornoso espectáculo mezcla de ineptitud, arrogancia, deshonestidad. Por esos tres aspectos, merecen destitución, juicio y cárcel.
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