preguntamos ¿quiÉn es el ganador? ¿quién es el perdedor?
También sabemos que nadie gana para siempre y
nadie pierde para siempre.
En medio de estos desatinos se nos escapa la
preciada vida humana.
Ahora, cuando vemos tal obsesión por eliminar
al prójimo, a mi propio hermano, comprendo
un poquito más esa aparente enigmática linea de Borges:
al final "...este polvo que soy será invulnerable"
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