lunes, 10 de diciembre de 2007

Los amigos

Bar Los amigos. Así se llama un bar, como hay tantos en infinitos pueblos de nuestro mundo. El bar en los pueblos chicos y en las ciudades medianas es una extensión de la propia casa en el barrio. En las grandes ciudades suele ser un lugar para una parada técnica, algo así como llenar el tanque de gasolina del carro en una carretera y seguir el viaje. Bar Los Amigos, me llama la atención pues pone el acento en el anhelo humano de encontrar algo más que a sedientos, adictos o borrachos .Bar Los amigos recupera la posibilidad de que, al calor y bajo el sabor de una copa, se vaya más allá de la copa misma y se inicie la conversación, el chiste, el comentario hasta la confidencia, la intimidad, la amistad. Más que un hecho dado es un lugar de encuentro. Bar Los amigos, así se llama un bar en un pueblo argentino como hay tantos. El nombre me ha gustado.

Bibliotecas

Libros. Biblioteca o lugar donde coleccionan libros, se leen, se sueña con viajes a través de los libros, se descubre el mundo y se aprende sobre los humanos y su historia. La biblioteca puede ser elemental, rustica, antigua, elegante y de arte o simplemente funcional. La biblioteca alberga lo pensado, escrito e imaginado por otros. En algunos casos en la biblioteca están los libros escritos por uno mismo, pero nadie puede asegurar que así sea. Un día vi una entrevista que le hicieron a Jorge Luis Borges en la televisión europea y dijo algo así: Los libros y las bibliotecas albergan libros, libros de otros. En mi biblioteca tengo de todo menos mis libros, esos son para los demás. La modestia de Borges fue reconocida por muchos cuando hablaba de su propia obra.Así, también, dijo hablando de un soneto compuesto para su madre: Es bueno ese soneto aunque lo haya escrito Borges.

Memoria, huella y límites

Para los seres humanos sensibles la palabra paterna es huella en el camino. Para quien huellas no tiene, le faltó un padre. Veamos.
Le dijo un día el señor Borges a su pequeño hijo Jorge Luis: mira y graba en tu memoria los colores, las banderas, los árboles y la tienda del abarrotero y la carniceria, los paraguas y los tranvías. Años después el viejo Jorge Luis dijo. Tuvo razón mi padre, vivo de ello, excepto de los límites entre países que observaba con detenimiento en los mapas de entonces y que hoy me parecen ridículos.

Un reloj

Hace 12 años me desperté con una levedad especial. Ese día deje de usar mi reloj, quien duerme el sueño de los justos desde entonces. Fue mi último reloj. Los tuve contados en mi vida y todos ellos significativos por cierto. El primero me lo regaló mi padre. Un Titus, suizo, de cuerda por supuesto allá en los años cincuentas del siglo pasado. Un reloj en blanco y negro pues tenía dos círculos concéntricos. En el exterior estaban los números sobre fondo blanco y en el interior sobre fondo negro brillaba la marca Titus –del cual me ocuparé en otra ocasión. Han pasado muchos años y hoy me encuentro con un escrito de mi buen Julio Cortázar quien lo escribió leyéndome el alma y la muñeca en otro tiempo y en otro lugar, pero cercano y familiar como todo lo que he leído y disfrutado salido de su imaginación.

Instrucciones para dar cuerda al reloj.
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Volver

Hay un tango que se llama Volver . Es un tango nostálgico quien evoca el tiempo transcurrido para el que se fue de la gran ciudad y vuelve veinte años después con la frente marchita y las nieves del tiempo que blanquearon la sien. Volver como reencuentro, volver a empezar, reanudar lo desatado, juntar lo disperso, aparecer lo perdido, retomar lo olvidado son todas formas de volver. Hay pianistas que dejan de tocar y pintores que dejan de pintar, escritores que dejan a la palabra enmudecer y vagar. Todos hemos de aprender a comprender y sentir que es volver. Después de irse las cosas, las personas y las ideas ya no son las mismas.Sopresa, curiosidad, ilusión y decepción son algunas experiencias vividas tanto para el que se queda como para el que se va. Fin de un año, comienzo de un nuevo año. Tiempo para volver y cada cual elige cómo volver.