Para los seres humanos sensibles la palabra paterna es huella en el camino. Para quien huellas no tiene, le faltó un padre. Veamos.
Le dijo un día el señor Borges a su pequeño hijo Jorge Luis: mira y graba en tu memoria los colores, las banderas, los árboles y la tienda del abarrotero y la carniceria, los paraguas y los tranvías. Años después el viejo Jorge Luis dijo. Tuvo razón mi padre, vivo de ello, excepto de los límites entre países que observaba con detenimiento en los mapas de entonces y que hoy me parecen ridículos.
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