Cartas del Desierto
Guillermo Pareja Herrera
Le ganó al semáforo y…
Se ha detenido el aguacero.Las calles están resbalosas de tanto aceite y grasa de los motores de los carros. La gente está nerviosa.Todos quieren llegar a casa. Pasó lo que suele pasar. El chavo atolondrado le pisa al acelerador a todo lo que da para ganarle al semáforo y ya sabemos lo que sigue.Al mismo tiempo se arrancó Don Melquíades y en un pestañear escuchamos el chillar de las llantas, cerramos los ojos y luego del encontronazo, salió humo y agua de ambos motores y fueron rodando, calle abajo, las copas metálicas que adornaron las ruedas de la vieja Chevrolet de Don Melqui. El carro del chavo se convirtió en una bola de fierro irreconocible. Por fortuna los dos quedaron ilesos, con algunos golpes, el clásico chicotazo en la nuca y el susto que les dejó las piernas temblando y la boca seca. Esta escena, cambiando tiempos, lugares y protagonistas es familiar y frecuente. ¿Qué siguió? El chavo y Don Melqui se bajaron, se miraron, palabras van, palabras vienen, uno afrma, el otro niega, uno advierte y el otro se encoge de hombros.Los minutos pasan .Que si fue intencional que si no lo fue, que si te fijaste que si no te fijaste.La tabla de salvación estuvo en la pronta llegada de los representantes de los seguros y de la policía que hizo el croquis en el lugar del accidente. Así pues, más allá de quién tuvo la mayor parte en este enredo y de qué tiene que responder cada uno, está la instancia reconocida por todos: sujetarnos a las leyes, exponer el caso y que la decisión de la autoridad sea clara y honesta.San se acabó. Esta historia se la platicó un profesor a sus alumnos de 5to de primaria hace un par de días. Chocar y ser chocados es el riesgo de conducir un carro y se parece a las elecciones. ¿A las elecciones? Sí, la democracia tiene sus riesgos en las elecciones. Eso no tiene que asustarnos. Ante las dudas queda el nuevo conteo exhaustivo y detallado y al final acatar la decisión de la autoridad. La democracia y el sentido civil también están presentes hasta en un choque en la esquina en un día lluvioso.
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