domingo, 6 de agosto de 2006

Cartas del Desierto

Guillermo Pareja Herrera

Nuestros rincones

¡Qué manera de nombrar ese pedacito de lugar en el mundo donde pasamos los días, las noches, la vida! Mi refugio en el desierto se llama Solimonte, desde hace muchas lunas y soles. Me alegro, infinitamente, al ver cómo hay humanos que se resisten a nombrar su techo bajo la frialdad de una vulgar Calle Sexta No.320 y le añaden a la pobre dirección una parte de sí mismos. He visitado con el pensamiento a mis viejos amigos y amigas que viven allá donde termina el desierto y comienza el Pacífico y he soñado despierto con los nombres de sus respectivos rincones habitados: Casa Mi Ojo, Casa Sol de Oriente, Casita de Paz, Casa de La Gaviota, Casa Buganvilla. Casa Sol de Occidente, Casita de las Flores, Casa Altiplano, Casa La Huerta, Casa Candelabros, Casa Infinito, Casa de las Rosas, Casa Nido de Amor, Casa Torre del Cielo.Al ver y leer estos nombres, Solimonte se siente acompañado y ellos, mis amigos, que pasaron por esta tierra, algún día, sé que se llevaron un pedacito de Solimonte y lo conservan en sus rincones de vida.

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