Cartas del Desierto
Guillermo Pareja Herrera
Nada de eso sabemos
Tres muchachos pescadores tiburoneros se hicieron a la mar.En un abrir y cerrar de ojos estuvieron en una corriente marina.El combustible se agotó, se agotaron las probabilidades de dar media vuelta o salir de la corriente.Tuvieron de dos sopas o luchar contra la marea suicidamente o dejar que sus vidas fluyeran, confiando en ellos mismos, y en la sabiduría marina que los llevaría tarde,sí, un poco tarde, a buen puerto.Así pasaron 9 meses con sus noches.Vivieron de instante en instante. Fueron pacientes y sólo bebieron agua que el cielo les dio pese a estar en un mar de agua que no podían beber. Gaviotas y peces se acercaron y ofrecieron sus vidas para sostener las vidas de estos tres muchachos. No olvido que se llaman Luciano, Jesús y Salvador. Entrevistados, por los micrófonos anónimos, les preguntaron sobre su stress, su angustia existencial, su vivencia traumática. Estos muchachos se miraron unos a los otros hasta que uno de ellos, benévolamente, respondió ¿qué es todo esto que nos pregunta señorita? Nosotros nada de eso sabemos.Sólo pasábamos de momento en momento con la confianza de que a nuestro mar no se le teme pero se le respeta y, aunque tardara, su corriente nos llevaría a encontrarnos con alguien en el camino. Y así fue. Esas sesudas frases y conceptos se quedaron congelados en los micrófonos y en los gabinetes de los sesudos científicos.
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