jueves, 26 de octubre de 2006

Cartas del Desierto

Guillermo Pareja Herrera

Los tres gatos del samurai

Un guerrero samurai tuvo problemas con un ratoncito que decidió vivir en su habitación y comer la comida del samurai. Le aconsejaron al guerrero conseguir un gato impresionante, fuerte y hermoso. El ratoncito se burlaba del gran gato y sólo asomaba la nariz. El gato no pudo con él. El samurai trajo a un segundo gato astuto, fiero y desconfiado. El ratoncito sólo salía a comer cuando el sueño vencía al gato. El gato no pudo con él. Por último el guerrero samurai trajo a un gato de un templo budista de aspecto distraído, mediocre y con cara de soñoliento.Pasaron los días.El gato siempre con cara de soñoliento e indiferente dejó de inspirar precauciones al ratoncito que pasaba junto a él sin apenas hacerle caso. Un día, repentinamente, lo atrapó de un solo zarpazo.

Esta vieja historia budista me recuerda que entre los humanos hay tres actitudes ante la vida que llegan a tres diferentes resultados. La apariencia no es lo importante sino la actitud alerta, aún bajo capa de soñolienta indiferencia. Y por el lado del ratoncito, es un recordatorio para estar presente, plenamente, en cada instante.

- Inspirado en un viejo cuento budista





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