lunes, 30 de octubre de 2006


Cartas del Desierto

Guillermo Pareja Herrera

En lo alto

Las cumbres de las lomas, de las sierras o de los grandes nevados tienen la peculiaridad de brindarnos el descanso, el sosiego y hasta instantes de paz.En lo alto los instantes se pueden vivir, como eternidad y también, la eternidad, la podemos sentir como un parpadear. En lo alto, podemos viajar si movernos pues todo el universo cabe en el más pequeño de los bolsillos de nuestra alma.Los espacios libres, en lo alto, permiten que nuestro ser se viva como gota en el mar.Nos diluimos y, sin dejar de ser, nosotros, nos olvidamos por unos instantes de quiénes somos, pues estamos absortos en el contemplar… desde lo alto. Don Ata en sus andanzas, unidas a su guitarra, como un pañuelo que nos enlaza en el corazón, cantó un día así:

En lo alto de la sierra
me detuve a descansar;
pero sentí que me iba…
sin moverme del lugar.

Los ojos se me perdieron
en aquella inmensidad,
y me olvidé de mi mismo
tanto mirar y mirar…

La fascinación de lo alto, nos permite unir el cielo con la tierra. Podemos ver la pequeñez de los grandes problemas humanos y desde nuestra pequeñez tocar el cielo.

- Inspirado en Atahualpa Yupanqui. Guitarra- Poemas y cantares argentinos. El Cielo. p, 75

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