Por si no fuera suficiente, a las 11.02 de la mañana un nuevo hongo atómico abrasador y arrasador evaporó, literalmente, a miles de ciudadanos de Nagasaki.A 62 años de distancia la conmemoración sigue siendo terrible para los ancianos sobrevivientes. Pero más terrible es la desmemoria y la indiferencia.
Las nuevas generaciones ,que no vivieron ese infierno van perdiendo el significado del acontecimiento. Este año acudieron sólo 5 mil personas para no permitir que la sordina del tiempo y la indiferencia borren de la memoria colectiva esa mounstruosidad.
El alcalde de la ciudad dijo que, nunca como ahora, Japón ha de clamar por no tener jamás en su territorio armas atómicas. Que jamás firmarán nada que promueva la energía atomica con intenciones bélicas -porque ellos han sido los únicos seres humanos que han vivido en carne propia lo que es la devastación por armas atómicas.
Esta firme postura del alcalde ha contrastado, terriblemente, con el comentario de un ex funcionario del gobierno local quien llegó a decir que a la distancia -en la historia- parecía inevitable que Estados Unidos arrojara dos bombas nucleares y que, dadas las circunstancias actuales, habría que pensar ahora en la conveneiencia de que Japón tenga sus propias armas atómicas.
Esto es lo terrible de la historia humana: la debilidad de la memoria que olvida y la terrible ceguera que hace que tropecemos dos veces en la misma piedra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario