Me impresionó comprender que los seres humanos estamos compuestos de agua en un 75% del total de nuestro peso corporal. Me impresionó recordar que un profesor nos dijo en una clase de literatura en la escuela secundaria, que nuestros ojos son dos pequeños mares que nos recuerdan nuestro origen acuático. Como buenos mares que son en ellos se asoman serenas aguas que en un instante pueden tornarse a embravecidas olas o apasionadas mareas. En esos mares que somos navegamos y nos navegan. Por eso un día dije:
He naufragado en el mar de tus pupilas
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