martes, 10 de marzo de 2009

Despertando

Al despertar paso revista a las bondades de la vida .Se abren mis ojos se abren mis oídos y llegan las primeras luces del mundo y los primeros sonidos celestiales. Pero hoy, he cerrado mis ojos, al amanecer y súbitamente he descubierto que mis oídos pueden ver y mis ojos pueden escuchar .Quienes carecen de un sentido lo suplen con otro y así el buen Beethoven creó y escuchó la portentosa novena sinfonía en su poderosa imaginación. Por eso, cuando queremos ver y escuchar con la imaginación, cerramos los ojos y nos llevamos las manos a los oídos. Entonces ingresamos en el esplendor de un mundo hasta ahora desconocido: Los ojos escuchan, los oídos ven, la piel recuerda, el gusto canta, el olfato viaja.

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