El tiempo como casi todo, es un recurso, es algo que tenemos entre manos, un instrumento. Puede ser útil o podemos desperdiciarlo como agua que se escurre entre las manos. Lo cierto es que estando de paso nunca vuelve a nosotros. La pregunta de fondo es ¿cómo emplear el tiempo? Esta pregunta se refiere a la actitud con la que nos entregamos a cualquier actividad. No hay actividad humana de primera y de segunda, sólo hay actitudes más o menos amorosas. Cuando la actitud amorosa no está en el centro de nuestra intención el tiempo es algo perdido, algo así como un terreno baldío. Es sabia y vieja la sabiduría que nos susurra al oído diciéndonos: Perdido es el tiempo no dedicado al amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario