¡Qué curioso amigas, qué curioso amigos!, cuando en una tarde, entre sorbo y sorbo de un expresso de buen arábiga descubro universos hermanos, cuasi gemelos. Por ejemplo, al ganarle al sol en su camino dejo un pequeño manto de granos variados para que ellos, los muchos y puntuales a la cita mañanera se posen sobre la vereda y entre un cantar, piar, con murmullo de aleteos y pequeños brincos llenen el vacío del hambre que da el volar en estos aires gélidos en el desierto. ¡Ah! los pequeños vuelan de la vereda y se posan en las ramas de la blanca y tersa pantalla digital o árbol echado al viento cual nave que surca los siete mares de nuestro mundo, como se dice hoy, virtualmente. Por todo lo dicho mi alegría es grande, muy grande. Hoy entre sorbo y sorbo de un expresso de buen arábiga, descubro universos hermanos, cuasi gemelos. Uno de ellos, mi gemelo, reza así y lo cito plenamente:
Ahora escribo pájaros.No los veo venir, no los elijo,de golpe están ahí, son esto,una bandada de palabrasposándoseunaaunaen los alambres de la página,chirriando, picoteando, lluvia de alasy yo sin pan que darles, solamentedejándolos venir. Tal vez sea eso un árbol o tal vez el amor.[1]
Ahora escribo pájaros.No los veo venir, no los elijo,de golpe están ahí, son esto,una bandada de palabrasposándoseunaaunaen los alambres de la página,chirriando, picoteando, lluvia de alasy yo sin pan que darles, solamentedejándolos venir. Tal vez sea eso un árbol o tal vez el amor.[1]
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