Contaban en la antigua Mesopotamia, en nuestro hermano desierto, que un día llegó el Vino a este mundo. Unos supieron cómo beberlo y otros se perdían en él y morían bajo el rayo del sol. Un día, en una tienda en el desierto, los hijos le preguntaron al padre qué opinaba sobre la nueva bebida que había llegado a la tierra. El padre les dijo: El Vino ha llegado para ser nuestro amigo, así que lo hemos de tratar con afecto y respeto y nunca hemos de tirarlo al suelo y él tampoco nos arrojará por tierra.
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