Dice un viejo proverbio oído en el desierto: El papel aguanta todo pero el pueblo no. Esta sabiduría nos recuerda que casi todo puede ser escrito o difundido por las señales de radio televisión o internet y el contenido puede ser falso y manipulador. Las obras humanas tienen sus límites y consecuencias. Pero llega el día en que los pueblos llegan a su máxima tolerancia y dicen basta. Ese día suele ser la transición entre la adolescencia y la adultez. La adultez es el tiempo de la vida marcado por el sentido de la propia responsabilidad que es intransferible. Por eso todo gobernante y comunicador ha de tener el debido respeto para quien es el origen de su poder temporal y a quien ha de servir.
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