martes, 8 de septiembre de 2009

Como un relámpago

Los relámpagos me han estremecido desde la primera vez en mi vida con una mezcla de asombro y espanto. Hay, sin embargo, otro relámpago y es el de la súbita inspiración, el súbito gozo o dicho con otro tèrmino, la súbita iluminación sobre el llaneza de la vida cotidiana. ¿Cómo no ha ser maravilloso experimentar en la vida cotidiana lo que señaló un día el buen Chejov : No había sido feliz más que una sola vez en su vida: bajo un paraguas.
En ese aguacero el hogar ansiado, el valladar y la fortaleza es un paraguas o cómo me sucedió al llegar a Londres bajo una tormenta pues fue un solitario taxi, casi implorado al cielo, durante horas quien me llevó sano y salvo a una casa que se convirtió en mi hogar por tres días.

1 comentario:

Anonymous dijo...

Felicidades por haber retomado el teclado y las letras. No olvide nunca que para unos cuantos, o muchos, el leer o escribir, es como tomar el pan nuestro del dìa a dìa...