sábado, 3 de octubre de 2009

Preguntas y preguntones

En el mundo abundamos dos tipos de personas: las que gustan de escuchar respuestas y los que gustan de poner a las preguntas sobre la amplia mesa de la vida. Desde temprana edad me apunté en el entusiasta y a veces impertinente equipo de los preguntones que igual le preguntan sus preguntas al mar y al cielo, a los animales, a las plantas a otros humanos especialmente a los viejos y a los niños y sobre todo a sí mismos. Me gusta mi querido Benedetti pues compartimos una misma forma de estar en el mundo: las preguntas. En ocasión de su cumpleaños 60 Mario se preguntó cositas como éstas:

¿Cómo será el mundo cuando no pueda yo mirarlo ni escucharlo ni tocarlo ni olerlo ni gustarlo?¿cómo serán los demás sin este servidor? ¿o existirán tal como yo existo sin los demás que se me fueron? (…)

Mario no se olvidó del mundo y continuó preguntando,

¿cómo seremos todos sin nosotros ?¿qué color qué ruidos qué piel suave qué sabor qué aromatendrá el ben(mal)dito mundo? ¿qué sentido tendrá llegar a ser protagonista del silencio?¿vanguardia del olvido?

Las preguntas enraízan en los sentimientos básicos y suelen llegar en la recta final de la vida
¿qué será del amor y el sol de las once y el crepúsculo triste sin causa valedera? ¿o acaso estas preguntas son las mismascada vez que alguien llega a los sesenta?
He aquí la última e ineludible pregunta
¿cómo será el mundo sin preguntas?

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